MTV, Music Television por sus siglas en
inglés, hace mucho dejó de ser un canal
dedicado a la transmisión de videos
musicales para dar paso a una programación
llena de Reality Shows y documentales.
Algunos, como es el caso de The Real Life,
con bastante acierto y otros como A Shot Of
Love with Tila Tequila, con bastante
desacierto.
En fin, que MTV utiliza una y otra vez la
repetida fórmula de crear escándalo con
la presentación de realities absurdos, vacíos
y que no aportan nada a su público. Una
generación que venera a "socialites" como
Paris Hilton y abre cuenta en Twitter para
apoyar a un hashtag denominado
#VenezuelaWantsJonas (irónico en un país
que necesita agua y electricidad más que otra cosa).
Una muestra de esto, el Reality Show
llamado Jersey Shore. Una suerte de Anti-
Reality, si pudiese existir espacio para un
término tan absurdo como ese.
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Con una trama previamente elaborada
de un triángulo amoroso dónde la
estrella se llama Snooki (una especie de
Tila Tequila de raza mixta).
Esto reafirma mi teoría de que no solo
existe miseria humana en la extrema
pobreza de las personas que viven de "la
buena de Dios" bajo un puente o
recogiendo latas de refresco para
canjearlas por unas míseras monedas.
Existe miseria y decadencia en este tipo
de programas, pitiyankis, como aplican
algunos sectores. Se muestra la cara del
hambre, necesidad de conseguir fama a
costa de cualquier cosa. En contra de la
inteligencia y el talento, en pro de la
mediocridad; de estereotipos que solo
consiguen estigmatizar a determinados
sectores. En este caso, a la comunidad
italo-americana.
En Venezuela tenemos múltiples
ejemplos tanto de la TV como de la vida
real que se asemejan a este efecto
retrógrado que experimenta la
programación norteamericana. ¿Cuál
crees tú que es nuestro Jersey Shore?
Tal parece fue el éxito de este desastre
en los Estados Unidos, que Snooki ha
sido vista en Red Carpets y fotografiada
con cuánta celebrity ha podido.
Ahora bien, por más triste que sea el
tema de la generación MTV, más cruel
resulta que en nuestro país esta premisa
se aplica a cargos públicos; donde la
personalidad y astucia son las que
convierten a personas no preparadas en
directores de nuestras vidas.
¿Vivimos una cultura que alaba el mal
gusto, la chabacanería y el lenguaje
coloquial? Para muestra, nuestros líderes
gubernamentales. Espero comentarios!